El método SPRT es un sistema de trabajo corporal, que actuando sobre los componentes que intervienen en el movimiento y la postura, tiene como objetivo la mejora de la salud y el bienestar de la persona.

SPRT se nutre de más de 15 años de experiencia profesional de especialistas en el campo del trabajo físico y la reducación postural. En base a este trabajo realizado con más de 7.000 personas, y a un exhaustivo y riguroso estudio científico de la biomecánica, la ergonomía, la anatomía y la fisiología humana han permitido el nacimiento del método SPRT.

El resultado es un método riguroso en sus bases y principios, que siguiendo un modelo teórico propio aplica una metodología o modelo práctico que respeta las características individuales de cada persona, e induce al cambio a partir de la búsqueda de las respuestas más propiamente fisiológicas del individuo.

Es también una forma de entender el movimiento y la postura que nos permite un abordaje original, con aplicaciones además de en el mantenimiento físico general, en el área terapéutica (palía, previene y corrige), en el área profesional (riesgos y dolencias propias de la actividad laboral) y en el área deportiva (seguridad y adaptación fisiológica en la práctica de deportes específicos).

En el modelo teórico, SPRT analiza las perversiones que determinados factores sociales, medioambientales, físicos y psicológicos, inducen en la forma en que nos movemos los cuales son consecuencia desencadenantes de problemas tanto personales como socio-económicos, además de ser fuente de gran parte de las dolencias físicas que sufre la sociedad actual.

Además, SPRT establece los mecanismos de programación motriz que determinan nuestras posturas y movimientos para desarrollar un modelo práctico versátil y efectivo. Una metodología que tiene la finalidad de recuperar los procesos neurofisiológicos mas adecuados, obteniendo así la mejora en la salud y bienestar general de la persona, previendo futuros problemas físicos, proporcionando seguridad en la actividad diaria y eliminando la mayoría de los dolores derivados de patologías posturales.

La gran aportación del método SPRT es el abordaje del movimiento atendiendo a toda su complejidad, trabajando no solo los elementos del aparato locomotor, sino también los procesos neurológicos responsables de la motricidad, algo fundamental para conseguir cambios significativos en la manera de movernos.

Esto es fundamental porque, en la experiencia que nutre el Método, hemos constatado que cuando se intenta “reeducar” el cuerpo o trabajar el físico siguiendo unas directrices que se alejan de la forma en la que el cerebro programa el movimiento, se agrede al sistema empeorándolo en vez de mejorándolo.

En el día a día, la mayoría de los gestos son automatizados, están programados de forma inconsciente, en parte debido a un aprendizaje, y en parte a la maduración de un sistema neuromotriz que nos es característico. Por todo lo anterior, los procesos de programación motriz son la clave si lo que buscamos es, además de un estado físico óptimo, la reeducación postural y la mejora del gesto.

Lo cierto es que nuestros hábitos de vida han cambiado mucho a lo largo de la historia, y especialmente en los últimos 150 años. El sedentarismo, la movilidad mecanizada y la especialización en las ocupaciones diarias, ya sean laborales o deportivas, imponen al cuerpo un sinfín de posturas, gestos y esfuerzos que por su carácter antifisiológico, tienen un impacto negativo en las estructuras y el funcionamiento del cuerpo.

Estas actividades diarias se gravan en el sistema musculo-esquelético en forma de retracciones y desequilibrios, pero también en el sistema nervioso en forma de hábitos motrices inadecuados e incluso peligrosos. El resultado es un sistema motriz que se organiza de forma incorrecta, de manera que limita la actividad, es origen de alteraciones en las estructuras, y actúa como desencadenante de disfunciones en los diferentes sistemas del cuerpo, especialmente, y de forma significativa, en los trastornos musculo-esqueléticos. Este conjunto de limitaciones y trastornos habitualmente acaba provocando no sólo experiencias negativas a nivel físico, sino también a nivel psicológico. SPRT nace como respuesta a esta necesidad de la sociedad actual.

Los estudios recientes establecen el mal uso del aparato locomotriz como la principal causa de los trastornos musculo-esqueléticos que sufren las personas, siendo estos, la enfermedad laboral más común que afecta a ciento cincuenta millones de personas y supone un gasto de 1,6% del producto interior bruto.

Las últimas estimaciones cifran que el 85% de la población de los países desarrollados sufre dolor de espalda en algún momento de su vida. En España, según el Informe de la Fundación Europea para la mejora de la salud 2000, el 43% de los trabajadores sufre dolor de espalda, y el 70% de los gastos sanitarios son ocasionados por sus patologías.

Es muy relevante el hecho que hoy en día, la lumbalgia es la patología médica más cara, y es la primera causa de discapacidad de los menores de 45 años en los países industrializados; y el 10% de los pacientes con dolor lumbar no se vuelven a incorporar al mundo laboral jamás.

Las exigencias sociales y profesionales, así como una expectativa de vida mucho más larga, hacen que hoy más que nunca sea importante hacer bien las cosas, utilizar el cuerpo de acuerdo al diseño anatómico y fisiológico, respetando las normas de ergonomía e higiene postural, puesto que es la única manera de preservar al máximo posible el estado de las estructuras y de bienestar general.

El modelo teórico en el que se fundamenta y justifica toda la metodología aplicada de SPRT, sigue un razonamiento neurofisiológico que explica cómo se programa el movimiento y cuales son los factores claves en los procesos que tienen lugar. Pero también explica cómo el sistema musculo-esquelético acata la respuesta a la vez que se convierte en una de las fuentes principales de información para el control motriz.

Al estudiar y aplicar las diferentes técnicas de reeducación postural y trabajo físico ya existentes (Pilates, RPG, Feldekrais,…), nos encontramos con un vacío en cuanto al concepto global de la organización del movimiento y la postura. La mayoría de métodos realizaban un trabajo centrado exclusivamente en la mejora del estado físico, y lo hacen, actuando sobre los elementos implicados en su ejecución (músculos y articulaciones principalmente). Además, la postura se trabajaban en base a conceptos concretos como el core o la relación de la cabeza con la columna, por otro lado el movimiento se afronta mediante el control consciente y en muchos casos forzando del gesto o de la posición. Este enfoque se aleja bastante de la reacción motriz normal y natural, y hace del todo imposible un aprendizaje real y asumido por parte del sistema nervioso central.

En SPRT, consideramos que nuestros movimientos y posturas son el resultado de un complejo conjunto de procesos que se producen en el Sistema Nervioso Central (SNC) y tienen su expresión en el aparato locomotor. El Sistema Nervioso programa, regula y adapta lo que el Sistema Miofascial ejecuta.

 

El cerebro, ante un objetivo, analiza una serie de datos que organiza gracias al esquema corporal y, usando el modelo generado a partir de los hábitos diarios adquiridos o aprendidos, programa una respuesta, la cual, está jerárquicamente organizada, y garantiza que además de ser la más adecuada (en función de las circunstancias y las capacidades de cada persona), también es la más efectiva.

Para construir un movimiento son fundamentales una serie de reglas básicas:

  • La primera es garantizar el equilibrio del conjunto del cuerpo (ante la gravedad y la inercia) y proporcionar los puntos fijos o estables necesarios desde los que realizarlo, y hacerlo de manera que protejamos las estructuras articulares durante los esfuerzos (especialmente las de la columna, ya que el tronco es el punto de partida de la mayoría de nuestros gestos).
  • En segundo lugar, la activación muscular debe ser proporcional al esfuerzo requerido, será la mínima imprescindible para dar una respuesta adecuada y efectiva, evitando un derroche energético y un potencial daño a las estructuras del aparato locomotor.
  • Por último, la combinación de fuerzas o la programación elegida, debe ser confortable, cómoda, no provocar dolores ni molestias, puesto que es la información proveniente de las diferentes estructuras musculares y articulares la que determina los ajustes y variaciones de la programación.

Por lo tanto, todo movimiento o gesto, se construye a partir de una actividad muscular básica variable que se regula y modifica en función de las necesidades y circunstancias de cada momento. A esta actividad base la denominamos función postural y es la base sobre la que se construye el movimiento o la posición. Por lo expuesto, en SPRT rechazamos el concepto de buena y mala postura, y preferimos hablar de activación postural o tónica adecuada o inadecuada, suficiente o insuficiente.

El cerebro programa pues el movimiento en términos de postura función postural y de movimiento o facilitación, dos conceptos que, aunque diferenciamos en beneficio de la metodología, son inseparables e interdependientes.

 

La ejecución de estos programas es realizado por el Sistema Miofascial, un complejo entramado de músculos tónicos y dinámicos unidos y organizados gracias a las fascias en forma de líneas miofasciales o cadenas musculares (Mayers, RPG,Busquets ….).

2.1.1 Espeficidades referentes al sistema nervioso central

La mayoría de nuestros movimientos se programan de forma automática o semiautomática a partir de intención normalmente relacionada con los movimientos de las extremidades o de la cabeza. La programación, es una compleja secuencia que se basa en la experiencia y en los hábitos, y que viene determinada por la necesidad y requerimientos del movimiento o la posición.

Los datos que utiliza el cerebro para programar son muchos: cuál es la finalidad del movimiento, cuál es el estado o la disponibilidad de los músculos, cuál es la posición de las articulaciones y de los diferentes segmentos corporales, cuáles son las circunstancias de ese momento y el cuál entorno donde se va a realizar,….

Gracias al esquema corporal (ver más) estos datos toman forma y valor y, utilizando como referencia los hábitos motrices ya existentes que habitualmente usamos, el cerebro programa una respuesta.

2.1.2 Especifidades referentes al sistema miofascial

Para poder satisfacer las órdenes de programación, disponemos de un sistema miofascial cuya composición y organización garantizan que la respuesta neuromotriz se ejecute de forma organizada y adecuada.

A priori, encontramos en el cuerpo estructuras musculares y fasciales apropiadas para ejecutar la función postural, son los llamados músculos tónicos. Sus fibras tienen un diseño y unas características que se ajusta a las necesidades de función tónica: resistencia, bajo gasto energético y control automatizado desde el Sistema Nervioso Central. Estas estructuras aunque están distribuidas por toda la musculatura del cuerpo, están especialmente concentradas en los músculos profundos del tronco, dado que es desde el de donde parten la mayoría de nuestros gestos, o al menos su estabilización.

Por lo tanto, nuestro cuerpo construye los puntos fijos o estables gracias a los músculos posturales o tónicos y sus elementos fasciales asociados, y realiza los desplazamientos gracias a los músculos dinámicos y sus elementos fasciales asociados.

La gracilidad, la facilidad, la elegancia, la efectividad dependen de la correcta relación o proporción de actividad muscular tónica y dinámica. Si ponemos demasiada tensión muscular de estabilización, frenaremos el gesto más que liberarlo, lo mismo que si las fascias ofrecen una resistencia al estiramiento excesiva.

El modelo práctico se nutre de más de 15 años de experiencia profesional de especialistas en el ámbito del trabajo físico y la reeducación postural y se enriquece de una rigurosa revisión de todos los principios científicos más modernos de la fisiología, anatomía, biomecánica y ergonomía que configuran el modelo teórico de SPRT.

Establecemos así un sistema único de trabajo activo que permite identificar los factores causales de la disfunción postural en cada persona, y a partir de estos, incidir en los procesos y elementos que garantizan una reeducación integral del movimiento.

SPRT trabaja simultáneamente sobre los elementos y los procesos que intervienen en el movimiento, siendo ésta la única manera de garantizar que se puedan producir cambios estables y beneficiosos en la función neuromotriz.

Para SPRT es imprescindible mejorar el estado físico de los elementos por los siguientes motivos:

  1. Porque los elementos miofasciales y las articulaciones son los principales proveedores de información para programar el movimiento, y su estado va a determinar la respuesta resultante.
  2. Porque para realizar adecuadamente los movimientos y posiciones que se piden en los ejercicios, pero también los que viene exigidos en la vida diaria es necesario que el aparato locomotor pueda ejecutar la respuesta de forma óptima.
  3. Porque son los primeros que sufren las consecuencias de una programación neuromotriz deficitaria (contracturas, hipertonías, sobrecargas, distensiones,…) y que dan lugar a trastornos musculo-esqueléticos, siendo el origen de los síntomas más habituales de dolor y limitación de las personas (lumbalgías, cervicalgias,…)

SPRT realiza el trabajo de los elementos mediante ejercicios que:

  1. Combinan un variado y completo trabajo de estiramiento y tonificación, que se basa en los principios de función postural y facilitación, es decir, respetando la fisiología neuromotriz.
  2. Respetan la biomecánica articular y las diferentes características fisiológicas de los elementos implicados: musculatura tónica, musculatura fásica o dinámica, tejido fascial.
  3. Tienen en cuenta la organización y distribución de los elementos musculares dentro de las líneas o cadenas.
  4. Buscan la relajación o reducción de la tensión muscular general a través de la normalización de la respiración, porque mantener un patrón respiratorio de tipo hiperventilatorio en el que los tiempos de inspiración y espiración son idénticos, conlleva una activación simpática con aumento generalizado del tono muscular. Al recuperar un ciclo respiratorio en el que la fase de espiración sea mas larga, ayudamos a rebajar la tensión excesiva y a mejorar el funcionamiento motriz.
Podemos concluir que gracias a los ejercicios de estiramiento y tonificación que se realizan, podemos alargar y fortalecer la musculatura, darle elasticidad, ganar movilidad articular y equilibrar el conjunto de las cadenas miofasciales, de forma que las respuestas motrices más adecuadas estén facilitadas.

Para mejorar la forma en que el cerebro está programando nuestros movimientos y posturas, es necesario valorar cuales son los factores que pervierten su respuesta y lo alejan de la fisiología, y por supuesto deberemos determinar qué estrategias aplicamos para solucionarlo.

En SPRT se realiza un trabajo activo en las clases que tienen un impacto en los datos, el esquema corporal y los hábitos, siendo éstos los factores causales desencadenantes de una disfunción postural.

El Trabajo de SPRT sobre los datos se realiza: (ver más)

  1. Modificando el estado de los elementos gracias al trabajo físico propuesto en los ejercicios.
  2. Proporcionando un objetivo al movimiento, lo que favorece la aplicación de la programación neurofisiológica adecuada dado que el cerebro requiera de una intención específica para organizarlo.

El trabajo de SPRT sobre el esquema corporal se logra gracias a la experiencia física que proporcionan los propios ejercicios y las correcciones individuales de los profesores en sus indicaciones.

Finalmente, el trabajo de SPRT sobre los hábitos se realiza a través de la repetición, la cual busca una automatización de la respuesta adecuada, algo que sólo será posible si esta respuesta integra correctamente la función postural y la facilitación.

Para SPRT todo el trabajo sobre los procesos está supeditado a conseguir la respuesta motriz adecuada, la cual, sólo puede darse a través de la activación coordinada de la función postural y la facilitación.

 

En todos los ejercicios se respeta el principio de indisolubilidad de estas dos activaciones: la función postural (que es una activación automatizada y en repuesta a la gravedad) y la facilitación (al servicio del movimiento). Durante los ejercicios y sus explicaciones, las ordenes mayoritariamente, hacen referencia a la facilitación (finalidad del movimiento) mientras que las correcciones se centran en garantizar una función postural adecuada.

En SPRT provocamos la activación de la función postural gracias a tres relaciones identificadas a través de la observación del desarrollo motriz durante los primeros años de vida, y revisando las propuestas de diferentes modelos que fundamentan otras técnicas (tai-chi, danza, gimnasia hipopresiva, , RPG, Pilates, etc…)

SPRT activa la función postural mediante tres relaciones:

  1. Desde la cabeza hasta la pelvis.
  2. Desde los pies hasta la pelvis.
  3. El tronco y la presión intrabdominal (PIA) respecto al conjunto.
  1. Desde la cabeza hasta la pelvis.

    La posición de la cabeza va a determinar la actividad de la musculatura profunda de la columna hasta el sacro y la pelvis. Es a partir de la necesidad de controlar y orientar la cabeza que, como bebés, desarrollamos el control y la tonicidad de la musculatura profunda de la columna. La cabeza se convierte así en el elemento que inicia la mayoría de nuestros movimientos, pero también en la que, con su posición respecto al eje de la columna, va a regular la activación muscular profunda del tronco hasta la pelvis.

    La musculatura profunda de la columna se activa desde la base del cráneo y continúa hasta el sacro, pero debido al contacto del sacro con los iliacos (huesos pélvicos) las tensiones creadas en sentido descendente se transfieren a través de la pelvis hacia los miembros inferiores, ocurriendo lo mismo con las tensiones en sentido ascendente.

    A causa de su papel iniciador del movimiento como elemento que inicia y orienta, es fundamental liberar su movimiento con los ejercicios y utilizar su posición para activar y regular la función postural del tronco, gracias a las fuerzas que se crean en sentido descendente.

    Una de las principales dificultades para el control motor de la cabeza y su alineación, la encontramos en el esquema corporal. La mayoría de las personas cuando se les pide que alineen la cabeza en el eje de la columna llevan la barbilla hacia arriba, en vez de buscar la horizontal desde la encía superior hasta la base del occipital.

     

    Por eso en los ejercicios de SPRT se libera las tensiones de los elementos miofasciales implicados en el movimientos de las cervicales y la cabeza, pero también se trabaja en la construcción del la función postural a partir de su posicionamiento.

  2. Desde los pies hasta la pelvis.

    Los pies son los principales puntos de apoyo del cuerpo, es por donde nuestro peso y posición es transmitido al suelo.

    La posición de los pies y la organización del peso en cada pie y sobre el suelo, provoca reacciones ascendentes musculares en respuesta que son muy variables y versátiles, y que llegan hasta la pelvis. Si las tensiones tónicas descendentes no encuentran solidaridad en la parte inferior del cuerpo, la organización de las fuerzas del tronco será difícil y forzada pero necesaria para mantener la posición y dar sostén a los movimientos.

     

    Así vemos que la pelvis es el lugar en el que confluyen estas dos fuerzas ascendentes y descendentes), por lo que juega un papel importante en la función postural.

    Por un lado transmite las fuerzas ascendentes y descendentes, por lo que le conviene tener garantizado la elasticidad y estabilidad de las estructuras articulares que la componen (sacroiliacas y pubis), además de las adyacentes (caderas y lumbares). Pero por otro lado es la base de la cavidad abdominal, del tronco el “lugar” del que parten nuestros movimientos. Por ello en SPRT se incluye la liberación de la cintura pélvica y el trabajo de estabilización del segmento pélvico-lumbar en diferentes posiciones.

     

    Desde los pies nos impulsamos y nos desplazamos, sobre ellos colocamos y organizamos nuestro cuerpo, por eso, la función postural tiene un importante elemento de activación y regulación en los pies.

    Respecto al trabajo con los pies, hay que considerar varios temas:

    • Los dos pies forma una base de sustentación que hay que aprender a dibujar para favorecer las fuerzas ascendentes de estabilización lumbar durante los movimientos y los esfuerzos. La base de sustentación mas habitualmente usada es separando los pies en paralelo, pero esto solo nos estabiliza ante fuerzas laterales, en cambio si la ampliamos en el sentido anteroposterior, podremos protegernos mejor durante la elevación de una carga.
    • Los pies están formados por 26 huesos que al articularse entre si forman muchas articulaciones, lo que convierte al pie en un elemento complejo, pero versátil e imprescindible si se quiere desarrollar un control motor correcto.
    • Los pies tienen cuatro puntos de apoyo y tres arcos que forman una bóveda. De esta manera amortiguan el peso durante el movimiento y la posición de pie, pero, al mismo tiempo, también se convierten en potentes impulsores y activadores de la musculatura es sentido ascendente.

     

    El trabajo desde los pies y sobre los pies va a determinar el cambio de los hábitos motrices, y especialmente de la función postural, por ello en SPRT se realiza un cuidadoso trabajo sobre las extremidades inferiores a fin de equilibrarlas y liberarlas. Pero además, en casi todos los ejercicios, se contempla su papel prioritario en la función postural.

  3. El tronco y la presión intrabdominal (PIA) respecto al conjunto.

    Entre la cabeza y los pies, encontramos el tronco, y en él un ingenioso sistema de presiones abdominopelviano que es consecuencia de las sinergias musculares entre un grupo principal de músculos: transverso abdominal, suelo pélvico y diafragma, además de otros que pueden actuar como ayudantes o intensificadores, el cuádriceps y serrato mayor principalmente.

    Su actividad esta estimulada por las fuerzas ascendentes y descendentes antes explicadas, pero merece la pena detenerse por un momento para conocer mejor su funcionamiento y su papel en la función postural.


    Estos tres músculos trabajan de forma sincronizada y provocan cambios en la Presión Intrabdominal. Estos cambios implican que la cavidad funcione como un sistema neumático en el que las presiones internas pueden ser negativas o positivas.

    Cuando las fuerzas resultantes son positivas, estamos creando fuerzas expulsivas (por ejemplo, al defecar, toser o estornudar) que desprotegen en gran medida todas las estructuras vertebrales. Es una situación donde el suelo pélvico se relaja, el transverso también y el diafragma va a empujar desde la posición de inspiración. Si comparamos estas estructuras con una bolsa llena de líquidos, siendo los músculos las paredes, podemos entender que la bolsa inflada al máximo en caso de esfuerzo no soportara bien las fuerzas de presión durante un esfuerzo.

    Pasa lo contrario cuando generamos una presión intrabdominal negativa, si esa misma bolsa se mantiene con una presión interna a negativa, como si estuviese al vacio hace un efecto de compactación consiguiendo que un sobre esfuerzo no ponga en peligro los elementos o estructuras contenidos en la bolsa, y en nuestro caso que las estructuras vertebrales queden sustentadas y protegidas.

    La PIA- es facilitada por la contracción del suelo pélvico y el transverso abdominal cuando estamos en la fase de espiración, es decir el diafragma asciende.

    La relación intima e indisoluble entre las fuerzas abdominales y las creadas desde cabeza y pies, además de su naturaleza involuntaria por estar automatizadas, hacen imprescindible que la función postural sea trabajada desde los pies, la cabeza y la respiración. Y siempre como base y al servicio del movimiento, es decir de la facilitación.

    SPRT trabaja siempre la activación de este sistema de presiones en relación a la posición de la cabeza y a las fuerzas descendentes desencadenadas, pero también a partir de los apoyos y posiciones de los pies sobre el suelo.

Además de la metodología, al aplicar SPRT es sus diferentes formatos (clases, cursos o sesiones individuales de coaching), deberemos tener en cuenta una serie de elementos y variables determinantes en la práctica del método.

  1. Los ejercicios deben servir correctamente al fin para el que han sido elegidos, por eso, en una clase o sesión de SPRT, el contenido de cada ejercicio así como el orden en el que se trabajan están cuidadosamente seleccionados, cada clase es escrita y revisada. Una sesión de ejercicios trabaja todo el cuerpo de forma equilibrada, y la función postural y la facilitación están perfectamente integrados. Los ejercicios se estandarizan, basándose en los principios comunes y universales de la biomecánica, la ergonomía y la neurofisiología motriz, por lo tanto, respetan las características individuales de cada persona y trabajan las que son comunes.

  2. El profesor es una figura esencial en la implementación del método SPRT. Su intervención es el elemento diferencial del que depende en gran medida el éxito del trabajo. Sus explicaciones, correcciones, adaptaciones y valoraciones determinarán cuales son las prioridades en cada alumno.

  3. El alumno es la variable incierta de este esquema. Cada persona tiene unos rasgos y características diferenciales que impiden la estandarización de las correcciones al practicar SPRT. Las personas, tenemos diferencias en la función motriz que dependen tanto de los elementos como de los procesos. La forma en que nos movemos nos es propia, explica nuestra historia y está inevitablemente impregnada de nuestras creencias, nuestra personalidad y en definitiva nuestro esquema corporal. Pero además, cada persona tiene unas características fisiológicas y morfológicas que deben respetarse a la hora de hacer las correcciones durante la práctica de los ejercicios. Muchas veces los síntomas son los mismos, dolor y rigidez o limitación del movimiento, pero las causas de esos síntomas difieren unos de otros, y por lo tanto, su abordaje debe afrontarse de forma diferente.

  4. El lenguaje usado en los ejercicios no es aleatorio, sino que está especialmente elegido para facilitar unas respuestas determinadas. A medida que los alumnos aprenden el lenguaje y su significado, la ejecución mejora y los resultados con ella. Permite asociar palabras a imágenes, y éstas a objetivos específicos del movimiento favoreciendo la facilitación en todo el proceso.

  5. La música marca el ritmo, ordena y organiza la secuencia y predice la respuesta. La pre-programación es la anticipación inconsciente del cerebro a lo que va a ocurrir o lo que tiene que ocurrir, depende de la experiencia y de la información de los receptores de presión y tensión principalmente localizados en las fascias, pero también de nuestra experiencia y expectativas. Predecir la respuesta o pre-programar va a determinar en gran manera como el cuerpo afronta el movimiento. Si la música es fácilmente predecible (no por repetición de la misma, sino porque las frases mantengan siempre los tempos, claramente marcados y fácilmente identificables), la tensión de anticipación ante un movimiento será menor y su ejecución será mejor, mas fluida y libre de tensiones. Por eso, la elección de la música asociada a los ejercicios y el control de los tempos por parte del profesor a la hora de dar las indicaciones, van ser fundamentales en los resultados conseguidos por SPRT, especialmente en el formato de clase en “SPRT Base”.

  6. El entorno puede actuar como elemento potenciador o todo lo contrario, dificultando el pleno éxito de SPRT. Es evidente que será preferible un lugar que tenga una acústica adecuada, unos suelos cálidos y un ambiente templado, para realizar los ejercicios.