Trabajo de SPRT sobre los procesos de programación

Para mejorar la forma en que el cerebro está programando nuestros movimientos y posturas, es necesario valorar cuales son los factores que pervierten su respuesta y lo alejan de la fisiología, y por supuesto deberemos determinar qué estrategias aplicamos para solucionarlo.

Trabajo SPRT sobre los datos que tienen un impacto en el esquema corporal y los hábitos, siendo éstos los factores causales desencadenantes de una disfunción postural. El trabajo SPRT es:

  • Modificando el estado de los elementos gracias al trabajo físico propuesto en los ejercicios.
  • Proporcionando un objetivo al movimiento, lo que favorece la aplicación de la programación neurofisiológica adecuada dado que el cerebro requiera de una intención específica para organizarlo.

Trabajo SPRT sobre el esquema corporal se logra gracias a la experiencia física que proporcionan los propios ejercicios y las correcciones individuales de los profesores en sus indicaciones.

Trabajo SPRT sobre los hábitos se realiza a través de la repetición, la cual busca una automatización de la respuesta adecuada, algo que sólo será posible si esta respuesta integra correctamente la función postural y la facilitación.

Para SPRT todo el trabajo sobre los procesos está supeditado a conseguir la respuesta motriz adecuada, la cual, sólo puede darse a través de la activación coordinada de la función postural y la facilitación.

En todos los ejercicios se respeta el principio de indisolubilidad de estas dos activaciones: la función postural (que es una activación automatizada y en repuesta a la gravedad) y la facilitación (al servicio del movimiento). Durante los ejercicios y sus explicaciones, las ordenes mayoritariamente, hacen referencia a la facilitación (finalidad del movimiento) mientras que las correcciones se centran en garantizar una función postural adecuada.

 Función postural  de SPRT mediante tres relaciones

La posición de la cabeza va a determinar la actividad de la musculatura profunda de la columna hasta el sacro y la pelvis. Es a partir de la necesidad de controlar y orientar la cabeza que, como bebés, desarrollamos el control y la tonicidad de la musculatura profunda de la columna. La cabeza se convierte así en el elemento que inicia la mayoría de nuestros movimientos, pero también en la que, con su posición respecto al eje de la columna, va a regular la activación muscular profunda del tronco hasta la pelvis.

La musculatura profunda de la columna se activa desde la base del cráneo y continúa hasta el sacro, pero debido al contacto del sacro con los iliacos (huesos pélvicos) las tensiones creadas en sentido descendente se transfieren a través de la pelvis hacia los miembros inferiores, ocurriendo lo mismo con las tensiones en sentido ascendente.

A causa de su papel iniciador del movimiento como elemento que inicia y orienta, es fundamental liberar su movimiento con los ejercicios y utilizar su posición para activar y regular la función postural del tronco, gracias a las fuerzas que se crean en sentido descendente.

Los pies son los principales puntos de apoyo del cuerpo, es por donde nuestro peso y posición es transmitido al suelo. La posición de los pies y la organización del peso en cada pie y sobre el suelo, provoca reacciones ascendentes musculares en respuesta que son muy variables y versátiles, y que llegan hasta la pelvis. Si las tensiones tónicas descendentes no encuentran solidaridad en la parte inferior del cuerpo, la organización de las fuerzas del tronco será difícil y forzada pero necesaria para mantener la posición y dar sostén a los movimientos.

Así vemos que en la pelvis confluyen estas dos fuerzas ascendentes y descendentes, por lo que juega un papel importante en la función postural. Por un lado transmite las fuerzas ascendentes y descendentes, por lo que le conviene tener garantizado la elasticidad y estabilidad de las estructuras articulares que la componen (sacroiliacas y pubis), además de las adyacentes (caderas y lumbares). Pero por otro lado es la base de la cavidad abdominal, del tronco el “lugar” del que parten nuestros movimientos. Por ello en SPRT se incluye la liberación de la cintura pélvica y el trabajo de estabilización del segmento pélvico-lumbar en diferentes posiciones.

Entre la cabeza y los pies, encontramos el tronco, y en él un ingenioso sistema de presiones abdominopelviano que es consecuencia de las sinergias musculares entre un grupo principal de músculos: transverso abdominal, suelo pélvico y diafragma, además de otros que pueden actuar como ayudantes o intensificadores, el cuádriceps y serrato mayor principalmente.

La relación intima e indisoluble entre las fuerzas abdominales y las creadas desde cabeza y pies, además de su naturaleza involuntaria por estar automatizadas, hacen imprescindible que la función postural sea trabajada desde los pies, la cabeza y la respiración. Y siempre como base y al servicio del movimiento, es decir de la facilitación.