Función Postural

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La manera en la que nos movemos o nos mantenemos en una posición, es consecuencia de un complejo conjunto de procesos que tiene lugar en su mayor parte en el cerebro. Éste programa, regula y adapta de forma automática o semi automática las activaciones musculares necesarias que tienen como resultado nuestras posturas y movimientos.

Debido precisamente a este carácter complejo, variable, automático e inconsciente de la programación motriz, en SPRT hemos desarrollado un método que propone modificar la postura y el movimiento, reeducarlo buscando la manera de provocar respuestas motrices adecuadas pero respetando su carácter inconsciente o automático.

Establecemos que nuestra postura y actitud postural depende de la respuesta muscular que el cerebro programa con la finalidad de vencer la gravedad, manteniendo el cuerpo en equilibrio y proporcionando la estabilidad necesaria para ejecutar los movimientos deseados. Es lo que llamaremos función postural.

Esta función se programa siguiendo tres principios: equilibrio, economía energética y confort. El cuerpo tiene que mantenerse en equilibrio y estable ante la gravedad en cualquier situación, debemos conseguirlo gastando la menor energía posible y que sea cómodo y que no duela.

La función postural es esencialmente una respuesta automatizada y  tónica para equilibrar y estabilizar el cuerpo frente a la gravedad. Estas fuerzas se regulan en función de las necesidades del gesto; aumentan cuanto mayor es la necesidad de estabilizar y disminuyen al mantenernos dentro de nuestra base de sustentación.

Para activar la función postural debemos tener en cuenta que es una respuesta adaptada y de carácter automático, por lo que, cuando nos obligamos a mantener el cuerpo en una posición mediante control voluntario, en vez de trabajar la musculatura adecuada (musculatura tónica), conseguimos la posición gracias a otros músculos que no son los propios para realizarla, provocando dolores y contracturas que con el tiempo pueden provocar lesiones permanentes.

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